Estaba yo pensando… Oporto no debería ser un destino muy interesante para
recomendaros. Para empezar es una gran ciudad, con las incomodidades que eso
supone cuando viajamos con nuestro perro.
Además el tráfico y sobre todo el aparcamiento está imposible. Y cuando
dejamos el coche, nada más que cuestas arriba, cuestas abajo, escaleras… y todo
para qué? Para ver edificios viejos y mal conservados? Bien, esa es la primera
impresión que tenemos todos los que llegamos a Oporto, pero cuando conseguimos
quitarnos ese velo de nuestros ojos, contemplaremos una ciudad viva,
bulliciosa, con hoteles y restaurantes decorados al detalle, cafeterías
acogedoras, siglos de historia de un país que en su día fue tan pujante,
riqueza en sus monumentos, gente alegre y abierta, barrios con una personalidad
única, bodegas que son centros de peregrinación para los amantes del vino y
como guinda del pastel, el Duero, cruzado por impresionantes puentes y que nos
regalará estampas inolvidables de esta ciudad que, igual que hizo con nosotros,
os cautivará… a partir del segundo paso, eso sí.
Además, como complemento a una escapada perfecta, nos acercaremos a tres
preciosas ciudades, a menos de una hora de Oporto: Guimares, Braga y Aveiro.
Un lugar perfecto para comenzar el recorrido por podía ser la Avenida de
los Aliados y plaza da Liberdade. Una plaza enorme, alargada, en cuesta como
no, flanqueada por dos preciosos edificios, cada uno en su estilo, como el
Ayuntamiento (en la parte de arriba) y el Palacio de las Cardosas, hoy
convertido en el lujoso Hotel Intercontinental Porto (en la parte de abajo).
Pero no hay que dejar de contemplar el resto de edificios, la mayoría
modernistas, decorados con bellas esculturas.
Desde el hotel hacia la izquierda por la empinada Rua dos Clérigos,
llegamos a la Iglesia dos Clérigos y a su torre, uno de los símbolos de la
ciudad, la Torre dos Clérigos (entrada: 3€). Aunque la mayoría de los turistas
acudimos como un imán a la llamada de la torre, no hay que dejar de ver la
iglesia, de estilo barroco (de estilo barroco, como la torre) con preciosa
fachada y nave central ovalada en la que sobresale el impresionante altar
fabricado en mármol de cuatro colores.
Desde aquí, solo 230 escalones (escalón arriba, escalón abajo) nos separan
de las vistas más increíbles de Oporto. Eso sí, además del esfuerzo que supone
subir hasta lo más alto de la torre de los Clérigos, si tu visita coincide con
la de muchos turistas, tendrás que tirar de paciencia, la anchura de los tramos
de escalera es mínima. Desde lo alto, con la ciudad a nuestros pies y unas
fantásticas panorámicas de tejados que descienden hasta el Duero, nos
olvidaremos de las penurias pasadas…
Justo al lado de la torre, en la Plaza de Lisboa, otro de los iconos de la
ciudad: la famosa librería Lello, lugar de culto para los fans de Harry Potter…
Dicen que la librería más bella del mundo, ahora pocos de los que se acercan
allí, realmente tienen intención de comprar un libro y los propietarios lo
saben…
Un poquito más arriba en la Plaza de Gomes Texeira veremos el edificio de
la Universidad de Oporto, la mejor y más grande Universidad de Portugal. Y dos
curiosas iglesias más, juntas, pegada la una a la otra: la iglesia del Carmen
(precioso su lateral cubierto de azulejo azul…) y la de las Carmelitas. La
primera del siglo 18 y la segunda del 17 con abigarrado altar rococó. Esta zona
de Oporto está llena de bares y pubs y es la zona de “marcha” sobre todo
estudiantil de la ciudad.
Sin querer enrollarme mucho, vamos a bajar casi hasta la orilla del Duero,
hasta la Plaza del Jardín do Infante Henrique, donde encontramos otros dos
monumentos de visita obligada. Primero, el Palacio de la Bolsa (entrada: 7€.
Incluye visita guiada de 45 minutos) que forma parte del Patrimonio de la
Humanidad junto con otros monumentos de Oporto. El edificio, bellísimo,
conserva poco del Monasterio que fue en la antigüedad. Fue reconstruído en 1842
y destacan sobre todo el Patio de las Naciones, la monumental escalera, la
Habitación de la Asamblea General y sobre todo, el maravilloso salón árabe,
inspirado en la Alhambra de Granada. Si os deja tan impactado como a nosotros,
que sepáis que por la módica cantidad de 7000 euros, podéis alquilarlo para
eventos, fiestas, bodas… yo ya estoy ahorrando!!!
Junto al edificio de la Bolsa se halla la iglesia monumental de San
Francisco (entrada: 3,5 euros) construida a principios del siglo 16 en estilo
gótico con algún elemento barroco posterior. Sin duda lo más destacable es su
impactante interior, muy barroco, muy dorado… el altar con el árbol de Jesús,
impresionante. No dejéis de visitar tampoco sus catacumbas.
Desde la iglesia en un minuto bajamos a la orilla del rio. Esta es la zona
conocida como La Ribeira, de lo más pintoresco de la cuidad y una de las partes
favoritas de Oporto para muchos turistas. Aquí es donde, definitivamente, te
enamorarás de esta ciudad. Mientras paseas contemplando sus coloridas casas, te
apetecerá sentarte a comer o cenar en casi cualquiera de los restaurantes que
dan al Duero y a otro de los iconos de la ciudad, el puente de Dom Luiz I,
construido por un socio de Eiffel. Como curiosidad, este puente supone el arco
más grande del mundo construido en hierro.
Por supuesto, si no tenéis miedo a las alturas, os recomendamos cruzarlo
andando por la pasarela superior, que es por donde pasa el tranvía (por cierto,
a Kira no debieron gustarle nada las vibraciones que se producían cada vez que
pasaban, pobre…). Desde el otro lado del río, las vistas de la ciudad son
encantadoras, tanto de día como de noche.
Volvemos a cruzar el Duero y esta vez continuamos de frente hasta llegar a
la altura de la Sé de Oporto, la Catedral. Antes de entrar, las vistas desde
esta parte tampoco nos las podemos saltar: la torre de los Clérigos, el
Ayuntamiento, la estación de San Bento… sobre un mar de tejados ocres.
Inolvidable.
La catedral románica, del siglo 12 y 13, no es de las más bonitas que hemos
visto y es más bien pequeña, pero tiene el interés de ser uno de los edificios
más antiguos de la ciudad y está emplazado en un lugar fantástico. No nos
llevará mucho tiempo visitarla. Algo más podemos dedicar a contemplar la plaza
en la que se encuentra, con el Palacio Episcopal (también parte del Patrimonio
de la Humanidad), el llamado Pelourinho que nosotros conocemos como “rollo”
situado en medio de la plaza, y la torre medieval de Oporto lugar de
interesantes exposiciones.
Desde aquí podemos bajar por la Rua dos Pelames por el Oporto más peculiar
hasta la Rua do Mouzinho da Silveira, llena de atractivos restaurantes y
tiendas de recuerdos. Si la tomamos hacia la derecha, desembocaremos junto a la
estación de trenes de Sao Bento. Lejos de ser una vulgar estación, el edificio
es una obra de arte y el hall principal está revestido con más de 20.000
azulejos representando diversas escenas. Sin duda os dejará boquiabiertos…
Detrás de la estación, subiendo por la Rúa de 31 de Janeiro, nos toparemos
con la preciosa Iglesia de Santo Ildefonso, cubierta del típico azulejo
portugués. A sus espaldas, a pocos metros, el famoso café Majestic, de estilo
decadente merece la pena hacer una parada para tomar un café en ese pedazo de
historia de la ciudad. Y por último, en la comercial Rua Formosa, podemos echar
un ojo al Mercado Bolhao cuya aviejada estructura y descuidada decoración,
forma parte de su indudable encanto. A un paso de aquí, el edificio del
Ayuntamiento, comienzo y fin de nuestro agotador pero inolvidable paseo por
Oporto. Hay mucho más, pero eso ya lo tendréis que descubrir por vosotros
mismos…
Antes de marcharnos, podemos dar un homenaje a nuestra querida mascota, a
la que hemos tenido que “abandonar” en el apartamento más tiempo del que
deseábamos. Dos recomendaciones para pasear con nuestro perro: un paseo junto
al río, marcado en los planos como veréis, que con ganas y tiempo os llevará hasta
la desembocadura del Duero en el mar. Y otra opción, coger el coche e ir hasta
el Parque da Cidade, ya junto al Atlántico. Un precioso rincón verde, con
lagos, esculturas y un final junto al mar colofón perfecto para esta escapadita
“tripeira”.
GUIMARAES
A unos tres cuartos de hora de Oporto dirección noreste, se encuentra
ubicada la ciudad de Guimaraes, de grandísima importancia histórica y también
artística, no obstante estamos hablando de una ciudad Patrimonio de la
Humanidad desde el año 2001. Se dice que en Guimaraes nació Portugal, de hecho
fue el primer fuero nacional concedido allá por el año 1096.
Por la Rua Alfredo Guimares accedemos a la ciudad medieval e inmediatamente
nos plantamos en la preciosa Plaza de Oliveira en la que destaca el Padrao do
Salado, una especie de arco conmemorativo de la batalla de San Mamede (ocurrida
en 1128 y ganada a los españoles). En frente de ella la iglesia de Nuestra
Señora de Oliveira de precioso románico con techos de madera, destaca por su
órgano y su claustro. El resto de viviendas de la plaza, muchas de ellas con
soportales, aportan un encanto indudable al conjunto.
Para llegar a la parte más alta de la ciudad, en la que se encuentra el
castillo, es recomendable tomar la preciosa rua de Santa María, pasando por el
convento de Santa Clara en el que admirar su preciosa fachada.
Unos metros más arriba se ubica el magnífico palacio de los Duques de
Braganza (entrada: 5€), de obligada visita. El exterior ya impresiona, más
incluso que el propio castillo, por su envergadura y sus decenas de chimeneas
de ladrillo que contrastan con el gris de la piedra. En el interior
recorreremos multitud de estancias decoradas con alfombras persas, tapices,
porcelanas… todo ello muy bien explicado en varios idiomas. Nosotros nos
quedamos impresionados con los techos de madera en forma de barco invertido de
algunas salas (en la foto la del comedor), la capilla y el patio interior.
Junto al palacio, formando parte de un precioso parque muy verde, se
encuentra el castillo de Guimaraes. Siendo el exterior bastante atractivo por
su altura, sus torres y sus afiladas almenas, el interior (actualmente en
obras) no tiene ningún atractivo. Al menos podemos recorrer la muralla y
disfrutar de las vistas de Guimaraes y su entorno.
De nuevo bajando al centro histórico, nos agradó recorrer sus callejuelas y
desembocar en la enorme plaza de Toural en la que, en una esquina, sobre un
pequeño lienzo de la muralla, se puede ver como la ciudad presume de que: “aquí
nasceu Portugal”.
La curiosa y espigada Iglesia de Nossa Senhora da Consolaçao y Santos
Passos fue el último regalo para la vista que nos hizo la encantadora ciudad de
Guimaraes.
BRAGA
55 kilómetros separan la segunda ciudad más poblada de Portugal, Oporto; de
la tercera, Braga. Monumental e histórica, actualmente Braga destaca por su
dinamismo, el atractivo de su centro histórico, sus museos y su ambiente
universitario.
Pasear por las calles peatonales del centro, atestadas de turistas y
estudiantes resulta muy gratificante. Desde el arco de Porta Nova, una preciosa
entrada al centro histórico, hasta el Jardín de la Avenida Central, hallaremos
muchos de los monumentos más interesantes de esa ciudad.
El más importante puede ser su catedral (entrada: 3€), uno de los más
importantes templos románicos portugueses. El exterior no tiene un tamaño que
impresione, a pesar de que su fachada tiene dos torres, son más bien chatitas.
Tampoco su ornamentación. Pero el interior es otra historia. La primera vista
ya impresiona. Los arcos de la nave central con el techo de madera conforman un
conjunto maravilloso. Los dos órganos de tubo (que funcionan) atraerán
poderosamente nuestra atención, por su tamaño y su preciosa decoración
policromada. Esta primera impresión contrasta con la sencillez del ábside en el
que se encuentra el coro. El conjunto es precioso y digno de visitar.
Un poco más adelante nos encontramos con el Palacio Arzobispal, se trata de
un edificio estilo fortaleza con precioso tejado almenado. La panorámica desde
el jardín de Santa Bárbara es la más bella. Actualmente el edificio cobija la
Biblioteca municipal.
Si seguimos subiendo desembocaremos en la Plaza de la República, en la que
siempre hay buen ambiente. Desde ella contemplaremos la única torre del
castillo que queda en pié y la preciosa Iglesia da Lapa.
Desde aquí podemos recorrer el Jardín de la Avenida Central y disfrutar con
las fachadas de los edificios que la rodean. O bien bajar por la curiosa y comercial
Avenida da Liberade .
Pero para nosotros, la visita más inolvidable y sorprendente de Braga se
encuentra a cinco kilómetros al este del centro, en una preciosa zona boscosa. Estamos
hablando del Santuario de Bom Jesús do Monte. Lo más característico de este lugar
sin duda es su zigzagueante escalinata, que salva un desnivel de 116 metros,
Desde abajo da pereza verlo, pero lo cierto es que la “escalada” no es tan dura
como parece y los 17 tramos están jalonados de cientos de estatuas que admirar.
El interior de la iglesia es muy sobrio, sin mucha decoración o elementos
que destaquen. A nosotros nos encantaron los techos y la cúpula.
Las vistas desde la fachada son fantásticas, pero eso no es todo. Junto al
santuario encontraremos dos preciosos edificios que albergan dos hoteles y a
espaldas del templo, un precioso jardín con lago y curiosas construcciones
cubiertas de musgo que incrementan más si cabe el encanto del lugar.
Ah, si no tenemos ganas de subir y bajar escaleras, tenemos la posibilidad
de tomar un funicular, el primero que se inauguró en la Península, que salva un
desnivel de 300 metros en tres minutos.
AVEIRO
Aveiro se ubica al sur de Oporto, junto a la costa, a menos de una hora de
ésta. Dicen que es la Venecia de Portugal… en fin, vemos un puñado de canales
que podemos navegar con barquitas y ya lo comparamos con Venecia. Comparaciones
aparte, hay que reconocer que Aveiro tiene mucho encanto y personalidad.
Podemos dejar el coche junto a la Catedral, con curiosa fachada en piedra y
torre pintada de blanco. Que además se encuentra ubicada en una fotogénica
avenida junto al precioso Museo de Aveiro.
Si descendemos por la Rua do Batalhao de Caçadores, nos plantamos en la
zona más fotografiada y admirada de la ciudad. El Gran Canal y los estupendos
edificios que se encuentran a su izquierda. Es muy recomendable recorrer todas
las calles adyacentes a esta zona hasta la iglesia de Vera Cruz.
Hola.
ResponderEliminarMuchas gracias por tu post, es difícil encontrar experiencias de gente que viaja con perro. Me gustaría saber si por la zona de aveiro hay alguna playa que acepten peludos, viajamos la primera semana de septiembre
Yo voy e octubre a aveiro con mis dos peludos,si puedes contarnos que tal te fue y sitios donde ir con ellos seria seria fantastico.un saludo
ResponderEliminarHola Nuria!!! Lo primero muchísimas gracias por tu comentario. Si que es difícil encontrar blogs de viajes con perros, por eso me decidí a crear este. Lo poco o mucho que os pueda ayudar habrá merecido la pena el esfuerzo.
ResponderEliminarEn las dos playas de Aveiro, hay carteles indicando la prohibición de entrar con perros en la playa. Desgraciadamente la única playa "oficialmente" para perros de todo Portugal está en Peniche, bastante más al sur. En cualquier caso, me encantaría que compartieras tu experiencia a la vuelta como comenta nuestro amigo.. Seguro que está siendo un viaje estupendo por esa maravillosa zona del litoral portugués. Un saludo.
Hola solo quería hacerte una pregunta, a todos los lugares que nombras pudiste acudir con tu perra? Iglesias, monasterios...
ResponderEliminarA mi también me gustaría saberlo¡¡¡
Eliminarhola!! No se puede entrar con perros a esos sitios, o por lo menos no ahora. Nosotros vamos mucho a Aveiro y de ahí cogemos el tren a Porto (por cierto barato y genial, pero solo pueden entrar perros de menos de 10 kg en transportin) En temporada baja nadie se extraña de verte con perros en la playa así que Cholo nos acompaña. Y el día que nos apetece ir a Porto le dejamos en un hotel canino por 10 euros en el mismo Aveiro. Si alguien necesita datos.. que los pida!!!
ResponderEliminarPero este recorrido que muestras aquí es prácticamente en su 80% sin perro, yo voy a ir a Oporto pero no tengo intención de dejar a Nana en el apartamento, ya que son vacaciones para ella también, me hubiera gustado tener mas referencias de sitios que sí pueda visitar con ella. Gracias!
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