sábado, 13 de febrero de 2016

FLANDES I: BRUSELAS Y BRUJAS


Aunque para nuestra querida mascota no es el mejor plan para unas vacaciones, no puedo evitar incluir en este blog una de las más bellas (si no la que más..) zonas de Europa: Flandes. En ella encontraremos una arquitectura única, tanto en edificios, en plazas y en otro tipo de construcciones, como los famosos beaterios. En esta entrada nos centraremos en Bruselas, cosmopolita y en Brujas, romántica hasta decir basta. Y en la siguiente, en la animada y monumental ciudad de Gante y en Amberes, abierta y sorprendente.



Flandes es una de las tres regiones que conforman Bélgica, es la situada más al norte. Aunque cueste creerlo, hace cinco siglos, Flandes era español. ¡Hasta nuestro Carlos V nació en Gante! Nosotros les llevamos el chocolate y la patata que tanta fama tienen en esta zona. En cuanto al idioma, aquí se habla flamenco, un dialecto del neerlandés. También flamenca fue la escuela de pintura barroca que dejó artistas de la talla de Van Eyck, Brueghel o Van Dyck.


Comenzamos nuestro recorrido en la capital, Bruselas. Es una ciudad bastante grande y sin un núcleo turístico muy definido, por lo que habrá que andar un poco para ir de un punto a otro. Aún así intentaremos mostraros lo que para nuestro parecer, resulta más interesante y atractivo. Podemos comenzar por el impresionante Palacio de Justicia, en su día el edificio de hormigón más grande del mundo. Si tenemos la oportunidad de visitarlo por dentro (de lunes a viernes de 7 a 17 horas), alucinaremos con sus dimensiones que hacen que te sientas muy muy pequeño. Además desde la plaza de la fachada principal podemos deleitarnos con unas fantásticas vistas de la ciudad.

 
Frente al palacio, por la rue de la Regence, llegamos en cinco minutos a la Place du Grand Sablón, un rincón más auténtico y acogedor. En esta plaza se suelen montar un mercadillo los fines de semana y en un lateral encontramos la preciosa iglesia de Notre Damme du Sablón, con fantástica portada gótica e maravillosas vidrieras en su interior.

 
 
Otro breve paseo siguiendo la misma rue de la Regence y alcanzamos la Plaza Real. En ella destaca sobre todo la iglesia de Saint Jaques, que más parece un palacio. Y justo frente a ella, bajando una calle, disfrutaremos de unas magníficas vistas de la ciudad en la que distinguiéremos los edificios de la famosa Grand Place, que luego veremos.
 














 

Un poco más adelante, giramos a la derecha y llegamos al Palacio Real de Bruselas.
Aunque los reyes de Bélgica no viven aquí (viven en otro castillo a las afueras), es el lugar donde el rey cumple sus funciones de jefe de estado. Es de estilo neoclásico y puede visitarse sólo en verano de 10:30 a 17 horas. Justo en frente del Palacio disfrutaremos, tanto nosotros como nuestra mascota, del parque más grande del centro de Bruselas, creado en el siglo 18 sobre las ruinas de un antiguo castillo.



 
Desde el parque, en dos pasos nos plantamos en la imponente catedral gótica de St Michel et Gudule, de visita obligada (de lunes a sábado de 7:30 a 18:00 y domingos de 14:00 a 18:00), tanto por su exterior como por su interior. La fachada nos impresionará por su altura y su decoración. Y en el interior, llaman la atención las doce columnas que soportar doce estatuas de los, como no, doce apóstoles. Nos gustó mucho también el coro y las vidrieras.





Sin más, es hora de disfrutar del mayor reclamo turístico de la ciudad, la Grand Place. Una de las plazas más bellas que podemos contemplar, de una riqueza ornamental enorme y patrimonio de la Humanidad. Destaca sobre todos los edificios, el ayuntamiento, edificio medieval de arte gótico con una impresionante torre de 96 metros. Pasaremos un buen rato contemplando su fachada, decorada con numerosas estatuas. Frente al ayuntamiento, la casa del Rey, hoy museo de la ciudad, es otro precioso edificio neogótico . Entre estos dos edificio, las casas de los gremios (lecheros, toneleros, arqueros, barqueros…) si buscamos en sus fachadas, encontraremos referencias que nos harán identificarlos… hay que entrenar la vista para lo que nos espera!!!! Ah, la primera casa es la del Rey de España, cuidado…



 
No dejéis de visitar la plaza de noche. Y a los amantes de las flores, recomendamos hacerlo en agosto. Y para completar la estampa más tradicional, acompañar la visita con unas patatas fritas o con un gofre, no vais a tener problemas con la oferta de estos productos.


Y después de este festival arquitectónico y artístico, sólo queda acercarnos a otro de los símbolos de la ciudad, la figura de Manneken Pis. Ahora es cuando tenemos que poner en práctica el entrenamiento que os comentaba antes, encontrar al “niño meón” (es lo que significa manneken pis en holandés eh?) puede ser muy difícil. Además de ser un poco más grande que un playmobil, mide 61 centímetros, para colmo de decepción, nos enteramos que es una reproducción de la original (que fue robada en los años 60 y aún no ha aparecido… con ese tamaño es complicado). Tirad de zoom y hacedle una foto al niño, que es posible además, que le hayan disfrazado. Ah, la “niña meona” también tiene su fuente, buscad cerca de la plaza mayor la Jeanneke Pis, más pequeña aún… por razones obvias.




Si hay tiempo para las compras (no busquéis tiendas o cafés económicos), por supuesto, no hay que marcharse de Bruselas sin visitar las famosas galerías reales de Saint Hubert, muy cerquita de la Grand Place.


Pero ninguna visita a Bruselas estaría completa sin acercarnos al famoso Atomium, ya en las afueras de la ciudad, al norte de la misma. Se trata de una estructura de 100 metros que representa un átomo de hierro… aumentado unas 165 mil millones de veces eso si. Se puede subir a la esfera más alta, aunque las vistas no recompensan mucho (el centro histórico de Bruselas está bastante alejado), es una experiencia. Y si tenemos la posibilidad de descender en tirolina (no siempre lo tienen preparado), más aún.



 
Y ya que estamos aquí, por qué no darle un homenaje a nuestro perro y llevarle al Parque de Laeken, junto al Atomium. Podemos pasar horas de agradables paseos y contemplar algún que otro monumento como el que hicieron a Leopold I, los invernaderos reales o el castillo de Belvedere… como veréis no estaremos solos en este paseo
 
 
 

Antes de abandonar del todo Bruselas, una recomendación. A unos 14 kilómetros al sur de la capital, se encuentra el pueblo Sint-Pieters-Leeuw, y en él el precioso castillo de Coloma. El edificio en sí, no es espectacular, pero sí los jardines que le rodean, con una cuidadísima y espectacular exposición de rosales traídos de todo el mundo. No es muy famoso, por lo que no te encontrarás grandes aglomeraciones de turistas. Además, no te ponen ninguna pega si quieres pasearlo junto a tu querido perro. Un acierto visitarlo, sin duda.


 
 

BRUJAS
Abandonamos Bruselas y nos dejamos llevar ya por el indudable encanto de nuestro próximo destino, Brujas. Sin duda una de las ciudades más bellas que podemos admirar. Se encuentra a tan solo una hora en coche de Bruselas, por la autopista E40. Aparcar en la zona turística es complicado y si lo consigues, tendrás que andar mirando la hora, ya que es todo zona azul. Así que lo mejor es dejar el coche en las afueras y andar un poco, o usar alguno de los parkings.
 

Qué decir de Brujas? No se trata de una ciudad con multitud de monumentos, en sí toda la ciudad es un monumento. Es la belleza en estado puro. Y más que eso!!! Para mi descubrir Brujas ha sido lo más parecido a vivir un cuento, es un lugar tan bello que no parece real, cada rincón que descubres es más bonito que el anterior. Visitar esta ciudad por primera vez, es una experiencia inolvidable y una sensación única, que yo no he gozado en ningún otro lugar... Sin duda es un lugar para disfrutar con tu pareja, para visitar enamorado.. y si no lo estás, da igual, te enamorarás… seguro!!
 

Pero vamos a centrarnos, que esto es un blog de viajes y no de sentimientos… Al llegar a Brujas, como si nos atrajera un imán, nos plantaremos en la plaza principal de la ciudad, la Grote Markt. Mires hacia donde mires, la plaza es una maravilla. Lo más destacado de ella, la torre del campanario de Brujas, más conocida como Belfort. Mide 83 metros y si eres valiente, puedes subírtelos sin problema… solo tienes que salvar 366 escalones. Las vistas desde lo alto harán que olvides el dolor de piernas. Antiguamente desde aquí se detectaban los incendios que pudiera haber en la ciudad.




Otro edificio que nos impresionará, a la izquierda si tenemos de frente el Belfort, es el Juzgado Provincial o Waterhall de estilo clasicista coronado por una bonita estatua de San Jorge.

 

 
A su izquierda casas gremiales con sus característicos tejados en escalera, hoy convertidas en restaurantes y cafeterías. Un buen momento para disfrutar del plato típico: mejillones con patatas fritas. Aunque mi recomendación, menos famosa pero más auténtica, probad el plato llamado waterzooi (un tradicional guiso de pollo con verduras y nata… exquisito)

 

Desde aquí, da igual que tires para arriba, para abajo, para la izquierda o para la derecha… cualquier dirección es recomendable, igual que cualquier momento del día tiene su encanto. Aunque la noche tiene algo que la hace aún más especial: la iluminación tan cuidada, el silencio… es fácil sentir que has viajado en el tiempo.
 

 
Podemos abandonar la Grote Markt por la calle que deja a la derecha el Belfort mientras disfrutamos de encantadoras tiendas de recuerdos y, como no, de chocolates!!!! Enseguida llegaremos a un puente que cruza el canal… esta es una de mis estampas preferidas de Brujas, y seguramente una de las más famosas y fotografiadas. Es imposible no emocionarse contemplando la belleza de esta parte de la ciudad.
 

Atravesando un curioso pasadizo nos plantamos en otro rincón que querremos grabar para siempre en nuestras retinas, la plaza del Burg. En ella se encuentra el precioso edificio de la Basílica de la Santa Sangre (llamada así porque aquí se alberga la reliquia con la santa sangre de Cristo, traída de Jerusalén) y el majestuoso edificio gótico del Ayuntamieno. Y a espaldas de esta plaza, el encantador mercado del pescado, aun en uso (todas las mañanas de martes a sábado). 

 









Si vamos en busca de la iglesia de Nuestra Señora de Brujas, pasaremos por otro de nuestros rincones favoritos, la placita del Gruuthumuseum… No, no se trata del decorado de una película de fantasía. Este rincón existe!!!
 

 

 
Desde aquí, la Catedral de San Salvador, está a un paso. Es la iglesia más antigua de la ciudad, data del siglo 10, aunque ha sufrido bastantes remodelaciones. En el interior, destaca la grandiosa estructura de madera sobre la que está construida la torre
 
 

 

Encaminamos nuestros pasos hacia el sur de la ciudad, hacia el famoso beaterio. Antes de llegar a él, cruzamos por un pequeño puente el Minnewater o lago del Amor… el nombre, el lago, los cisnes… el lugar no puede ser más evocador, aunque Brujas es mucho más que eso.


 

El Beaterio no es más que el conjunto de casas en las que vivían y viven las beatas. El valor histórico es mucho mayor que el artístico, pero aún así merece la pena visitar una de sus casas y el impresionante jardín. Aunque lo mejor de este lugar para nuestro gusto es la calma y la paz que lo invade y que contrasta con el bullicio de la parte más turística de Brujas. Hay que tener en cuenta que el Beaterio es un recinto que cierra sus puertas a las 18:30 horas.

 
Al salir del Beaterio es recomendable bordear el Minnewater hasta el Minnewater park y fundir la batería de la cámara de fotos.
 

Y así muchísimos más rincones que tendréis que descubrir por vosotros mismos. Pero no podéis marcharos de Brujas sin dar un paseo en barca por muchos de sus canales. Antiguamente el mar llegaba hasta aquí, pero las sequías hicieron que se marchara unos kilómetros más allá, pero quedan sus canales y sus puentes, que son los que dan nombre a la ciudad (brug = puente en holandés). Así que no esperéis encontraros mujeres montadas en escobas… Y no dejéis de buscar al famoso perro en la ventana que incluso pudimos ver en la película “Escondidos en Brujas”.
 





 
Y sin el tiempo nos lo permite, a diez minutos de Brujas se encuentra el encantador pueblo de Damme. Un poco más si tenemos la gran idea de alquilar una bicicleta y recorrer los siete kilómetros junto al canal Noorweegse. En la villa nos detendremos junto al ayuntamiento y sobre todo junto a su iglesia.
 


 

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