Aunque para nuestra
querida mascota no es el mejor plan para unas vacaciones, no puedo evitar
incluir en este blog una de las más bellas (si no la que más..) zonas de
Europa: Flandes. En ella encontraremos una arquitectura única, tanto en
edificios, en plazas y en otro tipo de construcciones, como los famosos
beaterios. En esta entrada nos centraremos en Bruselas, cosmopolita y en Brujas,
romántica hasta decir basta. Y en la siguiente, en la animada y monumental ciudad de Gante y en Amberes, abierta y
sorprendente.
Flandes es una de las tres regiones que conforman Bélgica, es la situada más al norte. Aunque cueste creerlo, hace cinco siglos, Flandes era español. ¡Hasta nuestro Carlos V nació en Gante! Nosotros les llevamos el chocolate y la patata que tanta fama tienen en esta zona. En cuanto al idioma, aquí se habla flamenco, un dialecto del neerlandés. También flamenca fue la escuela de pintura barroca que dejó artistas de la talla de Van Eyck, Brueghel o Van Dyck.
Comenzamos nuestro
recorrido en la capital, Bruselas. Es una ciudad bastante grande y sin un
núcleo turístico muy definido, por lo que habrá que andar un poco para ir de un
punto a otro. Aún así intentaremos mostraros lo que para nuestro parecer,
resulta más interesante y atractivo. Podemos comenzar por el impresionante
Palacio de Justicia, en su día el edificio de hormigón más grande del mundo. Si tenemos la
oportunidad de visitarlo por dentro (de lunes a viernes de 7 a 17 horas), alucinaremos con sus dimensiones que hacen
que te sientas muy muy pequeño. Además desde la plaza de la fachada principal
podemos deleitarnos con unas fantásticas vistas de la ciudad.
Frente al palacio, por la rue de la Regence, llegamos en cinco minutos a la Place du Grand Sablón, un rincón más auténtico y acogedor. En esta plaza se suelen montar un mercadillo los fines de semana y en un lateral encontramos la preciosa iglesia de Notre Damme du Sablón, con fantástica portada gótica e maravillosas vidrieras en su interior.
Otro breve paseo
siguiendo la misma rue de la Regence y alcanzamos la Plaza Real. En ella
destaca sobre todo la iglesia de Saint Jaques, que más parece un palacio. Y
justo frente a ella, bajando una calle, disfrutaremos de unas magníficas vistas
de la ciudad en la que distinguiéremos los edificios de la famosa Grand Place,
que luego veremos.
Un poco más adelante, giramos a la derecha y llegamos al Palacio Real de Bruselas.
Aunque los reyes de Bélgica no viven aquí (viven en otro castillo a las afueras), es el lugar donde el rey cumple sus funciones de jefe de estado. Es de estilo neoclásico y puede visitarse sólo en verano de 10:30 a 17 horas. Justo en frente del Palacio disfrutaremos, tanto nosotros como nuestra mascota, del parque más grande del centro de Bruselas, creado en el siglo 18 sobre las ruinas de un antiguo castillo.
Desde el parque, en dos
pasos nos plantamos en la imponente catedral gótica de St Michel et Gudule, de
visita obligada (de lunes a sábado de 7:30 a 18:00 y domingos de 14:00 a 18:00),
tanto por su exterior como por su interior. La fachada nos impresionará por su
altura y su decoración. Y en el interior, llaman la atención las doce columnas
que soportar doce estatuas de los, como no, doce apóstoles. Nos gustó mucho
también el coro y las vidrieras.
Sin más, es hora de
disfrutar del mayor reclamo turístico de la ciudad, la Grand Place. Una de las
plazas más bellas que podemos contemplar, de una riqueza ornamental enorme y
patrimonio de la Humanidad. Destaca sobre todos los edificios, el ayuntamiento,
edificio medieval de arte gótico con una impresionante torre de 96 metros.
Pasaremos un buen rato contemplando su fachada, decorada con numerosas
estatuas. Frente al ayuntamiento, la casa del Rey, hoy museo de la ciudad, es
otro precioso edificio neogótico . Entre estos dos edificio, las casas de los
gremios (lecheros, toneleros, arqueros, barqueros…) si buscamos en sus
fachadas, encontraremos referencias que nos harán identificarlos… hay que
entrenar la vista para lo que nos espera!!!! Ah, la primera casa es la del Rey
de España, cuidado…
No dejéis de visitar la plaza de noche. Y a los amantes de las flores, recomendamos hacerlo en agosto. Y para completar la estampa más tradicional, acompañar la visita con unas patatas fritas o con un gofre, no vais a tener problemas con la oferta de estos productos.
Y después de este
festival arquitectónico y artístico, sólo queda acercarnos a otro de los
símbolos de la ciudad, la figura de Manneken Pis. Ahora es cuando tenemos que
poner en práctica el entrenamiento que os comentaba antes, encontrar al “niño
meón” (es lo que significa manneken pis en holandés eh?) puede ser muy difícil.
Además de ser un poco más grande que un playmobil, mide 61 centímetros, para
colmo de decepción, nos enteramos que es una reproducción de la original (que
fue robada en los años 60 y aún no ha aparecido… con ese tamaño es complicado).
Tirad de zoom y hacedle una foto al niño, que es posible además, que le hayan
disfrazado. Ah, la “niña meona” también tiene su fuente, buscad cerca de la
plaza mayor la Jeanneke Pis, más pequeña aún… por razones obvias.
Si hay tiempo para las
compras (no busquéis tiendas o cafés económicos), por supuesto, no hay que
marcharse de Bruselas sin visitar las famosas galerías reales de Saint Hubert,
muy cerquita de la Grand Place.
Pero ninguna visita a
Bruselas estaría completa sin acercarnos al famoso Atomium, ya en las afueras
de la ciudad, al norte de la misma. Se trata de una estructura de 100 metros
que representa un átomo de hierro… aumentado unas 165 mil millones de veces eso
si. Se puede subir a la esfera más alta, aunque las vistas no recompensan mucho
(el centro histórico de Bruselas está bastante alejado), es una experiencia. Y
si tenemos la posibilidad de descender en tirolina (no siempre lo tienen
preparado), más aún.
Y ya que estamos aquí,
por qué no darle un homenaje a nuestro perro y llevarle al Parque de Laeken,
junto al Atomium. Podemos pasar horas de agradables paseos y contemplar algún
que otro monumento como el que hicieron a Leopold I, los invernaderos reales o
el castillo de Belvedere… como veréis no estaremos solos en este paseo
Antes de abandonar del
todo Bruselas, una recomendación. A unos 14 kilómetros al sur de la capital, se
encuentra el pueblo Sint-Pieters-Leeuw, y en él el precioso castillo de Coloma.
El edificio en sí, no es espectacular, pero sí los jardines que le rodean, con
una cuidadísima y espectacular exposición de rosales traídos de todo el mundo.
No es muy famoso, por lo que no te encontrarás grandes aglomeraciones de
turistas. Además, no te ponen ninguna pega si quieres pasearlo junto a tu
querido perro. Un acierto visitarlo, sin duda.
BRUJAS
Abandonamos Bruselas y
nos dejamos llevar ya por el indudable encanto de nuestro próximo destino,
Brujas. Sin duda una de las ciudades más bellas que podemos admirar. Se
encuentra a tan solo una hora en coche de Bruselas, por la autopista E40.
Aparcar en la zona turística es complicado y si lo consigues, tendrás que andar
mirando la hora, ya que es todo zona azul. Así que lo mejor es dejar el coche
en las afueras y andar un poco, o usar alguno de los parkings.
Qué decir de Brujas? No
se trata de una ciudad con multitud de monumentos, en sí toda la ciudad es un
monumento. Es la belleza en estado puro. Y más que eso!!! Para mi descubrir Brujas
ha sido lo más parecido a vivir un cuento, es un lugar tan bello que no parece
real, cada rincón que descubres es más bonito que el anterior. Visitar esta
ciudad por primera vez, es una experiencia inolvidable y una sensación única,
que yo no he gozado en ningún otro lugar... Sin duda es un lugar para disfrutar
con tu pareja, para visitar enamorado.. y si no lo estás, da igual, te
enamorarás… seguro!!
Pero vamos a centrarnos,
que esto es un blog de viajes y no de sentimientos… Al llegar a Brujas, como si
nos atrajera un imán, nos plantaremos en la plaza principal de la ciudad, la
Grote Markt. Mires hacia donde mires, la plaza es una maravilla. Lo más
destacado de ella, la torre del campanario de Brujas, más conocida como
Belfort. Mide 83 metros y si eres valiente, puedes subírtelos sin problema…
solo tienes que salvar 366 escalones. Las vistas desde lo alto harán que
olvides el dolor de piernas. Antiguamente desde aquí se detectaban los
incendios que pudiera haber en la ciudad.
Otro edificio que nos impresionará,
a la izquierda si tenemos de frente el Belfort, es el Juzgado Provincial o
Waterhall de estilo clasicista coronado por una bonita estatua de San Jorge.
A
su izquierda casas gremiales con sus característicos tejados en escalera, hoy
convertidas en restaurantes y cafeterías. Un buen momento para disfrutar del
plato típico: mejillones con patatas fritas. Aunque mi recomendación, menos
famosa pero más auténtica, probad el plato llamado waterzooi (un tradicional guiso de
pollo con verduras y nata… exquisito)
Desde aquí, da igual que
tires para arriba, para abajo, para la izquierda o para la derecha… cualquier
dirección es recomendable, igual que cualquier momento del día tiene su
encanto. Aunque la noche tiene algo que la hace aún más especial: la
iluminación tan cuidada, el silencio… es fácil sentir que has viajado en el
tiempo.
Podemos abandonar la
Grote Markt por la calle que deja a la derecha el Belfort mientras disfrutamos
de encantadoras tiendas de recuerdos y, como no, de chocolates!!!! Enseguida
llegaremos a un puente que cruza el canal… esta es una de mis estampas
preferidas de Brujas, y seguramente una de las más famosas y fotografiadas. Es
imposible no emocionarse contemplando la belleza de esta parte de la ciudad.
Atravesando un curioso
pasadizo nos plantamos en otro rincón que querremos grabar para siempre en
nuestras retinas, la plaza del Burg. En ella se encuentra el precioso edificio de
la Basílica de la Santa Sangre (llamada así porque aquí se alberga la reliquia
con la santa sangre de Cristo, traída de Jerusalén) y el majestuoso edificio gótico del Ayuntamieno. Y a espaldas de esta plaza, el encantador mercado del pescado, aun en uso (todas las mañanas de martes a sábado).
Si vamos en busca de la
iglesia de Nuestra Señora de Brujas, pasaremos por otro de nuestros rincones
favoritos, la placita del Gruuthumuseum… No, no se trata del decorado de una
película de fantasía. Este rincón existe!!!
Desde aquí, la Catedral
de San Salvador, está a un paso. Es la iglesia más antigua de la ciudad, data
del siglo 10, aunque ha sufrido bastantes remodelaciones. En el interior, destaca la grandiosa estructura de madera sobre la que está construida la torre
Encaminamos nuestros
pasos hacia el sur de la ciudad, hacia el famoso beaterio. Antes de llegar a
él, cruzamos por un pequeño puente el Minnewater o lago del Amor… el nombre, el
lago, los cisnes… el lugar no puede ser más evocador, aunque Brujas es mucho
más que eso.
Al salir del Beaterio es
recomendable bordear el Minnewater hasta el Minnewater park y fundir la batería
de la cámara de fotos.
Y así muchísimos más rincones que tendréis que descubrir por vosotros
mismos. Pero no podéis marcharos de Brujas sin dar un paseo en barca por muchos
de sus canales. Antiguamente el mar llegaba hasta aquí, pero las sequías
hicieron que se marchara unos kilómetros más allá, pero quedan sus canales y
sus puentes, que son los que dan nombre a la ciudad (brug = puente en
holandés). Así que no esperéis encontraros mujeres montadas en escobas… Y no
dejéis de buscar al famoso perro en la ventana que incluso pudimos ver en la
película “Escondidos en Brujas”.
Y sin el tiempo nos lo
permite, a diez minutos de Brujas se encuentra el encantador pueblo de Damme. Un
poco más si tenemos la gran idea de alquilar una bicicleta y recorrer los siete
kilómetros junto al canal Noorweegse. En la villa nos detendremos junto al ayuntamiento
y sobre todo junto a su iglesia.