sábado, 13 de febrero de 2016

FLANDES I: BRUSELAS Y BRUJAS


Aunque para nuestra querida mascota no es el mejor plan para unas vacaciones, no puedo evitar incluir en este blog una de las más bellas (si no la que más..) zonas de Europa: Flandes. En ella encontraremos una arquitectura única, tanto en edificios, en plazas y en otro tipo de construcciones, como los famosos beaterios. En esta entrada nos centraremos en Bruselas, cosmopolita y en Brujas, romántica hasta decir basta. Y en la siguiente, en la animada y monumental ciudad de Gante y en Amberes, abierta y sorprendente.



Flandes es una de las tres regiones que conforman Bélgica, es la situada más al norte. Aunque cueste creerlo, hace cinco siglos, Flandes era español. ¡Hasta nuestro Carlos V nació en Gante! Nosotros les llevamos el chocolate y la patata que tanta fama tienen en esta zona. En cuanto al idioma, aquí se habla flamenco, un dialecto del neerlandés. También flamenca fue la escuela de pintura barroca que dejó artistas de la talla de Van Eyck, Brueghel o Van Dyck.


Comenzamos nuestro recorrido en la capital, Bruselas. Es una ciudad bastante grande y sin un núcleo turístico muy definido, por lo que habrá que andar un poco para ir de un punto a otro. Aún así intentaremos mostraros lo que para nuestro parecer, resulta más interesante y atractivo. Podemos comenzar por el impresionante Palacio de Justicia, en su día el edificio de hormigón más grande del mundo. Si tenemos la oportunidad de visitarlo por dentro (de lunes a viernes de 7 a 17 horas), alucinaremos con sus dimensiones que hacen que te sientas muy muy pequeño. Además desde la plaza de la fachada principal podemos deleitarnos con unas fantásticas vistas de la ciudad.

 
Frente al palacio, por la rue de la Regence, llegamos en cinco minutos a la Place du Grand Sablón, un rincón más auténtico y acogedor. En esta plaza se suelen montar un mercadillo los fines de semana y en un lateral encontramos la preciosa iglesia de Notre Damme du Sablón, con fantástica portada gótica e maravillosas vidrieras en su interior.

 
 
Otro breve paseo siguiendo la misma rue de la Regence y alcanzamos la Plaza Real. En ella destaca sobre todo la iglesia de Saint Jaques, que más parece un palacio. Y justo frente a ella, bajando una calle, disfrutaremos de unas magníficas vistas de la ciudad en la que distinguiéremos los edificios de la famosa Grand Place, que luego veremos.
 














 

Un poco más adelante, giramos a la derecha y llegamos al Palacio Real de Bruselas.
Aunque los reyes de Bélgica no viven aquí (viven en otro castillo a las afueras), es el lugar donde el rey cumple sus funciones de jefe de estado. Es de estilo neoclásico y puede visitarse sólo en verano de 10:30 a 17 horas. Justo en frente del Palacio disfrutaremos, tanto nosotros como nuestra mascota, del parque más grande del centro de Bruselas, creado en el siglo 18 sobre las ruinas de un antiguo castillo.



 
Desde el parque, en dos pasos nos plantamos en la imponente catedral gótica de St Michel et Gudule, de visita obligada (de lunes a sábado de 7:30 a 18:00 y domingos de 14:00 a 18:00), tanto por su exterior como por su interior. La fachada nos impresionará por su altura y su decoración. Y en el interior, llaman la atención las doce columnas que soportar doce estatuas de los, como no, doce apóstoles. Nos gustó mucho también el coro y las vidrieras.





Sin más, es hora de disfrutar del mayor reclamo turístico de la ciudad, la Grand Place. Una de las plazas más bellas que podemos contemplar, de una riqueza ornamental enorme y patrimonio de la Humanidad. Destaca sobre todos los edificios, el ayuntamiento, edificio medieval de arte gótico con una impresionante torre de 96 metros. Pasaremos un buen rato contemplando su fachada, decorada con numerosas estatuas. Frente al ayuntamiento, la casa del Rey, hoy museo de la ciudad, es otro precioso edificio neogótico . Entre estos dos edificio, las casas de los gremios (lecheros, toneleros, arqueros, barqueros…) si buscamos en sus fachadas, encontraremos referencias que nos harán identificarlos… hay que entrenar la vista para lo que nos espera!!!! Ah, la primera casa es la del Rey de España, cuidado…



 
No dejéis de visitar la plaza de noche. Y a los amantes de las flores, recomendamos hacerlo en agosto. Y para completar la estampa más tradicional, acompañar la visita con unas patatas fritas o con un gofre, no vais a tener problemas con la oferta de estos productos.


Y después de este festival arquitectónico y artístico, sólo queda acercarnos a otro de los símbolos de la ciudad, la figura de Manneken Pis. Ahora es cuando tenemos que poner en práctica el entrenamiento que os comentaba antes, encontrar al “niño meón” (es lo que significa manneken pis en holandés eh?) puede ser muy difícil. Además de ser un poco más grande que un playmobil, mide 61 centímetros, para colmo de decepción, nos enteramos que es una reproducción de la original (que fue robada en los años 60 y aún no ha aparecido… con ese tamaño es complicado). Tirad de zoom y hacedle una foto al niño, que es posible además, que le hayan disfrazado. Ah, la “niña meona” también tiene su fuente, buscad cerca de la plaza mayor la Jeanneke Pis, más pequeña aún… por razones obvias.




Si hay tiempo para las compras (no busquéis tiendas o cafés económicos), por supuesto, no hay que marcharse de Bruselas sin visitar las famosas galerías reales de Saint Hubert, muy cerquita de la Grand Place.


Pero ninguna visita a Bruselas estaría completa sin acercarnos al famoso Atomium, ya en las afueras de la ciudad, al norte de la misma. Se trata de una estructura de 100 metros que representa un átomo de hierro… aumentado unas 165 mil millones de veces eso si. Se puede subir a la esfera más alta, aunque las vistas no recompensan mucho (el centro histórico de Bruselas está bastante alejado), es una experiencia. Y si tenemos la posibilidad de descender en tirolina (no siempre lo tienen preparado), más aún.



 
Y ya que estamos aquí, por qué no darle un homenaje a nuestro perro y llevarle al Parque de Laeken, junto al Atomium. Podemos pasar horas de agradables paseos y contemplar algún que otro monumento como el que hicieron a Leopold I, los invernaderos reales o el castillo de Belvedere… como veréis no estaremos solos en este paseo
 
 
 

Antes de abandonar del todo Bruselas, una recomendación. A unos 14 kilómetros al sur de la capital, se encuentra el pueblo Sint-Pieters-Leeuw, y en él el precioso castillo de Coloma. El edificio en sí, no es espectacular, pero sí los jardines que le rodean, con una cuidadísima y espectacular exposición de rosales traídos de todo el mundo. No es muy famoso, por lo que no te encontrarás grandes aglomeraciones de turistas. Además, no te ponen ninguna pega si quieres pasearlo junto a tu querido perro. Un acierto visitarlo, sin duda.


 
 

BRUJAS
Abandonamos Bruselas y nos dejamos llevar ya por el indudable encanto de nuestro próximo destino, Brujas. Sin duda una de las ciudades más bellas que podemos admirar. Se encuentra a tan solo una hora en coche de Bruselas, por la autopista E40. Aparcar en la zona turística es complicado y si lo consigues, tendrás que andar mirando la hora, ya que es todo zona azul. Así que lo mejor es dejar el coche en las afueras y andar un poco, o usar alguno de los parkings.
 

Qué decir de Brujas? No se trata de una ciudad con multitud de monumentos, en sí toda la ciudad es un monumento. Es la belleza en estado puro. Y más que eso!!! Para mi descubrir Brujas ha sido lo más parecido a vivir un cuento, es un lugar tan bello que no parece real, cada rincón que descubres es más bonito que el anterior. Visitar esta ciudad por primera vez, es una experiencia inolvidable y una sensación única, que yo no he gozado en ningún otro lugar... Sin duda es un lugar para disfrutar con tu pareja, para visitar enamorado.. y si no lo estás, da igual, te enamorarás… seguro!!
 

Pero vamos a centrarnos, que esto es un blog de viajes y no de sentimientos… Al llegar a Brujas, como si nos atrajera un imán, nos plantaremos en la plaza principal de la ciudad, la Grote Markt. Mires hacia donde mires, la plaza es una maravilla. Lo más destacado de ella, la torre del campanario de Brujas, más conocida como Belfort. Mide 83 metros y si eres valiente, puedes subírtelos sin problema… solo tienes que salvar 366 escalones. Las vistas desde lo alto harán que olvides el dolor de piernas. Antiguamente desde aquí se detectaban los incendios que pudiera haber en la ciudad.




Otro edificio que nos impresionará, a la izquierda si tenemos de frente el Belfort, es el Juzgado Provincial o Waterhall de estilo clasicista coronado por una bonita estatua de San Jorge.

 

 
A su izquierda casas gremiales con sus característicos tejados en escalera, hoy convertidas en restaurantes y cafeterías. Un buen momento para disfrutar del plato típico: mejillones con patatas fritas. Aunque mi recomendación, menos famosa pero más auténtica, probad el plato llamado waterzooi (un tradicional guiso de pollo con verduras y nata… exquisito)

 

Desde aquí, da igual que tires para arriba, para abajo, para la izquierda o para la derecha… cualquier dirección es recomendable, igual que cualquier momento del día tiene su encanto. Aunque la noche tiene algo que la hace aún más especial: la iluminación tan cuidada, el silencio… es fácil sentir que has viajado en el tiempo.
 

 
Podemos abandonar la Grote Markt por la calle que deja a la derecha el Belfort mientras disfrutamos de encantadoras tiendas de recuerdos y, como no, de chocolates!!!! Enseguida llegaremos a un puente que cruza el canal… esta es una de mis estampas preferidas de Brujas, y seguramente una de las más famosas y fotografiadas. Es imposible no emocionarse contemplando la belleza de esta parte de la ciudad.
 

Atravesando un curioso pasadizo nos plantamos en otro rincón que querremos grabar para siempre en nuestras retinas, la plaza del Burg. En ella se encuentra el precioso edificio de la Basílica de la Santa Sangre (llamada así porque aquí se alberga la reliquia con la santa sangre de Cristo, traída de Jerusalén) y el majestuoso edificio gótico del Ayuntamieno. Y a espaldas de esta plaza, el encantador mercado del pescado, aun en uso (todas las mañanas de martes a sábado). 

 









Si vamos en busca de la iglesia de Nuestra Señora de Brujas, pasaremos por otro de nuestros rincones favoritos, la placita del Gruuthumuseum… No, no se trata del decorado de una película de fantasía. Este rincón existe!!!
 

 

 
Desde aquí, la Catedral de San Salvador, está a un paso. Es la iglesia más antigua de la ciudad, data del siglo 10, aunque ha sufrido bastantes remodelaciones. En el interior, destaca la grandiosa estructura de madera sobre la que está construida la torre
 
 

 

Encaminamos nuestros pasos hacia el sur de la ciudad, hacia el famoso beaterio. Antes de llegar a él, cruzamos por un pequeño puente el Minnewater o lago del Amor… el nombre, el lago, los cisnes… el lugar no puede ser más evocador, aunque Brujas es mucho más que eso.


 

El Beaterio no es más que el conjunto de casas en las que vivían y viven las beatas. El valor histórico es mucho mayor que el artístico, pero aún así merece la pena visitar una de sus casas y el impresionante jardín. Aunque lo mejor de este lugar para nuestro gusto es la calma y la paz que lo invade y que contrasta con el bullicio de la parte más turística de Brujas. Hay que tener en cuenta que el Beaterio es un recinto que cierra sus puertas a las 18:30 horas.

 
Al salir del Beaterio es recomendable bordear el Minnewater hasta el Minnewater park y fundir la batería de la cámara de fotos.
 

Y así muchísimos más rincones que tendréis que descubrir por vosotros mismos. Pero no podéis marcharos de Brujas sin dar un paseo en barca por muchos de sus canales. Antiguamente el mar llegaba hasta aquí, pero las sequías hicieron que se marchara unos kilómetros más allá, pero quedan sus canales y sus puentes, que son los que dan nombre a la ciudad (brug = puente en holandés). Así que no esperéis encontraros mujeres montadas en escobas… Y no dejéis de buscar al famoso perro en la ventana que incluso pudimos ver en la película “Escondidos en Brujas”.
 





 
Y sin el tiempo nos lo permite, a diez minutos de Brujas se encuentra el encantador pueblo de Damme. Un poco más si tenemos la gran idea de alquilar una bicicleta y recorrer los siete kilómetros junto al canal Noorweegse. En la villa nos detendremos junto al ayuntamiento y sobre todo junto a su iglesia.
 


 

sábado, 6 de febrero de 2016

OPORTO... Y BRAGA, GUIMARAES, AVEIRO...


Estaba yo pensando… Oporto no debería ser un destino muy interesante para recomendaros. Para empezar es una gran ciudad, con las incomodidades que eso supone cuando viajamos con nuestro perro.  Además el tráfico y sobre todo el aparcamiento está imposible. Y cuando dejamos el coche, nada más que cuestas arriba, cuestas abajo, escaleras… y todo para qué? Para ver edificios viejos y mal conservados? Bien, esa es la primera impresión que tenemos todos los que llegamos a Oporto, pero cuando conseguimos quitarnos ese velo de nuestros ojos, contemplaremos una ciudad viva, bulliciosa, con hoteles y restaurantes decorados al detalle, cafeterías acogedoras, siglos de historia de un país que en su día fue tan pujante, riqueza en sus monumentos, gente alegre y abierta, barrios con una personalidad única, bodegas que son centros de peregrinación para los amantes del vino y como guinda del pastel, el Duero, cruzado por impresionantes puentes y que nos regalará estampas inolvidables de esta ciudad que, igual que hizo con nosotros, os cautivará… a partir del segundo paso, eso sí.
 

Además, como complemento a una escapada perfecta, nos acercaremos a tres preciosas ciudades, a menos de una hora de Oporto: Guimares, Braga y Aveiro.
Un lugar perfecto para comenzar el recorrido por podía ser la Avenida de los Aliados y plaza da Liberdade. Una plaza enorme, alargada, en cuesta como no, flanqueada por dos preciosos edificios, cada uno en su estilo, como el Ayuntamiento (en la parte de arriba) y el Palacio de las Cardosas, hoy convertido en el lujoso Hotel Intercontinental Porto (en la parte de abajo). Pero no hay que dejar de contemplar el resto de edificios, la mayoría modernistas, decorados con bellas esculturas.
 
 
 

Desde el hotel hacia la izquierda por la empinada Rua dos Clérigos, llegamos a la Iglesia dos Clérigos y a su torre, uno de los símbolos de la ciudad, la Torre dos Clérigos (entrada: 3€). Aunque la mayoría de los turistas acudimos como un imán a la llamada de la torre, no hay que dejar de ver la iglesia, de estilo barroco (de estilo barroco, como la torre) con preciosa fachada y nave central ovalada en la que sobresale el impresionante altar fabricado en mármol de cuatro colores.
 
 
 
Desde aquí, solo 230 escalones (escalón arriba, escalón abajo) nos separan de las vistas más increíbles de Oporto. Eso sí, además del esfuerzo que supone subir hasta lo más alto de la torre de los Clérigos, si tu visita coincide con la de muchos turistas, tendrás que tirar de paciencia, la anchura de los tramos de escalera es mínima. Desde lo alto, con la ciudad a nuestros pies y unas fantásticas panorámicas de tejados que descienden hasta el Duero, nos olvidaremos de las penurias pasadas…

Justo al lado de la torre, en la Plaza de Lisboa, otro de los iconos de la ciudad: la famosa librería Lello, lugar de culto para los fans de Harry Potter… Dicen que la librería más bella del mundo, ahora pocos de los que se acercan allí, realmente tienen intención de comprar un libro y los propietarios lo saben…


Un poquito más arriba en la Plaza de Gomes Texeira veremos el edificio de la Universidad de Oporto, la mejor y más grande Universidad de Portugal. Y dos curiosas iglesias más, juntas, pegada la una a la otra: la iglesia del Carmen (precioso su lateral cubierto de azulejo azul…) y la de las Carmelitas. La primera del siglo 18 y la segunda del 17 con abigarrado altar rococó. Esta zona de Oporto está llena de bares y pubs y es la zona de “marcha” sobre todo estudiantil de la ciudad.


Sin querer enrollarme mucho, vamos a bajar casi hasta la orilla del Duero, hasta la Plaza del Jardín do Infante Henrique, donde encontramos otros dos monumentos de visita obligada. Primero, el Palacio de la Bolsa (entrada: 7€. Incluye visita guiada de 45 minutos) que forma parte del Patrimonio de la Humanidad junto con otros monumentos de Oporto. El edificio, bellísimo, conserva poco del Monasterio que fue en la antigüedad. Fue reconstruído en 1842 y destacan sobre todo el Patio de las Naciones, la monumental escalera, la Habitación de la Asamblea General y sobre todo, el maravilloso salón árabe, inspirado en la Alhambra de Granada. Si os deja tan impactado como a nosotros, que sepáis que por la módica cantidad de 7000 euros, podéis alquilarlo para eventos, fiestas, bodas… yo ya estoy ahorrando!!!
 
 
 
 
 
Junto al edificio de la Bolsa se halla la iglesia monumental de San Francisco (entrada: 3,5 euros) construida a principios del siglo 16 en estilo gótico con algún elemento barroco posterior. Sin duda lo más destacable es su impactante interior, muy barroco, muy dorado… el altar con el árbol de Jesús, impresionante. No dejéis de visitar tampoco sus catacumbas.



Desde la iglesia en un minuto bajamos a la orilla del rio. Esta es la zona conocida como La Ribeira, de lo más pintoresco de la cuidad y una de las partes favoritas de Oporto para muchos turistas. Aquí es donde, definitivamente, te enamorarás de esta ciudad. Mientras paseas contemplando sus coloridas casas, te apetecerá sentarte a comer o cenar en casi cualquiera de los restaurantes que dan al Duero y a otro de los iconos de la ciudad, el puente de Dom Luiz I, construido por un socio de Eiffel. Como curiosidad, este puente supone el arco más grande del mundo construido en hierro.
 


 
Por supuesto, si no tenéis miedo a las alturas, os recomendamos cruzarlo andando por la pasarela superior, que es por donde pasa el tranvía (por cierto, a Kira no debieron gustarle nada las vibraciones que se producían cada vez que pasaban, pobre…). Desde el otro lado del río, las vistas de la ciudad son encantadoras, tanto de día como de noche.
 


Volvemos a cruzar el Duero y esta vez continuamos de frente hasta llegar a la altura de la Sé de Oporto, la Catedral. Antes de entrar, las vistas desde esta parte tampoco nos las podemos saltar: la torre de los Clérigos, el Ayuntamiento, la estación de San Bento… sobre un mar de tejados ocres. Inolvidable.
 
La catedral románica, del siglo 12 y 13, no es de las más bonitas que hemos visto y es más bien pequeña, pero tiene el interés de ser uno de los edificios más antiguos de la ciudad y está emplazado en un lugar fantástico. No nos llevará mucho tiempo visitarla. Algo más podemos dedicar a contemplar la plaza en la que se encuentra, con el Palacio Episcopal (también parte del Patrimonio de la Humanidad), el llamado Pelourinho que nosotros conocemos como “rollo” situado en medio de la plaza, y la torre medieval de Oporto lugar de interesantes exposiciones.

 
 
Desde aquí podemos bajar por la Rua dos Pelames por el Oporto más peculiar hasta la Rua do Mouzinho da Silveira, llena de atractivos restaurantes y tiendas de recuerdos. Si la tomamos hacia la derecha, desembocaremos junto a la estación de trenes de Sao Bento. Lejos de ser una vulgar estación, el edificio es una obra de arte y el hall principal está revestido con más de 20.000 azulejos representando diversas escenas. Sin duda os dejará boquiabiertos…
 

 

Detrás de la estación, subiendo por la Rúa de 31 de Janeiro, nos toparemos con la preciosa Iglesia de Santo Ildefonso, cubierta del típico azulejo portugués. A sus espaldas, a pocos metros, el famoso café Majestic, de estilo decadente merece la pena hacer una parada para tomar un café en ese pedazo de historia de la ciudad. Y por último, en la comercial Rua Formosa, podemos echar un ojo al Mercado Bolhao cuya aviejada estructura y descuidada decoración, forma parte de su indudable encanto. A un paso de aquí, el edificio del Ayuntamiento, comienzo y fin de nuestro agotador pero inolvidable paseo por Oporto. Hay mucho más, pero eso ya lo tendréis que descubrir por vosotros mismos…
 
 
 
Antes de marcharnos, podemos dar un homenaje a nuestra querida mascota, a la que hemos tenido que “abandonar” en el apartamento más tiempo del que deseábamos. Dos recomendaciones para pasear con nuestro perro: un paseo junto al río, marcado en los planos como veréis, que con ganas y tiempo os llevará hasta la desembocadura del Duero en el mar. Y otra opción, coger el coche e ir hasta el Parque da Cidade, ya junto al Atlántico. Un precioso rincón verde, con lagos, esculturas y un final junto al mar colofón perfecto para esta escapadita “tripeira”.
 

 
 
 

 
GUIMARAES
A unos tres cuartos de hora de Oporto dirección noreste, se encuentra ubicada la ciudad de Guimaraes, de grandísima importancia histórica y también artística, no obstante estamos hablando de una ciudad Patrimonio de la Humanidad desde el año 2001. Se dice que en Guimaraes nació Portugal, de hecho fue el primer fuero nacional concedido allá por el año 1096.

Por la Rua Alfredo Guimares accedemos a la ciudad medieval e inmediatamente nos plantamos en la preciosa Plaza de Oliveira en la que destaca el Padrao do Salado, una especie de arco conmemorativo de la batalla de San Mamede (ocurrida en 1128 y ganada a los españoles). En frente de ella la iglesia de Nuestra Señora de Oliveira de precioso románico con techos de madera, destaca por su órgano y su claustro. El resto de viviendas de la plaza, muchas de ellas con soportales, aportan un encanto indudable al conjunto.
 
 
Para llegar a la parte más alta de la ciudad, en la que se encuentra el castillo, es recomendable tomar la preciosa rua de Santa María, pasando por el convento de Santa Clara en el que admirar su preciosa fachada.
 
 
Unos metros más arriba se ubica el magnífico palacio de los Duques de Braganza (entrada: 5€), de obligada visita. El exterior ya impresiona, más incluso que el propio castillo, por su envergadura y sus decenas de chimeneas de ladrillo que contrastan con el gris de la piedra. En el interior recorreremos multitud de estancias decoradas con alfombras persas, tapices, porcelanas… todo ello muy bien explicado en varios idiomas. Nosotros nos quedamos impresionados con los techos de madera en forma de barco invertido de algunas salas (en la foto la del comedor), la capilla y el patio interior.
 
 
 
Junto al palacio, formando parte de un precioso parque muy verde, se encuentra el castillo de Guimaraes. Siendo el exterior bastante atractivo por su altura, sus torres y sus afiladas almenas, el interior (actualmente en obras) no tiene ningún atractivo. Al menos podemos recorrer la muralla y disfrutar de las vistas de Guimaraes y su entorno.
 
 
De nuevo bajando al centro histórico, nos agradó recorrer sus callejuelas y desembocar en la enorme plaza de Toural en la que, en una esquina, sobre un pequeño lienzo de la muralla, se puede ver como la ciudad presume de que: “aquí nasceu Portugal”.
 
 
La curiosa y espigada Iglesia de Nossa Senhora da Consolaçao y Santos Passos fue el último regalo para la vista que nos hizo la encantadora ciudad de Guimaraes.  
 
 
BRAGA
55 kilómetros separan la segunda ciudad más poblada de Portugal, Oporto; de la tercera, Braga. Monumental e histórica, actualmente Braga destaca por su dinamismo, el atractivo de su centro histórico, sus museos y su ambiente universitario.
Pasear por las calles peatonales del centro, atestadas de turistas y estudiantes resulta muy gratificante. Desde el arco de Porta Nova, una preciosa entrada al centro histórico, hasta el Jardín de la Avenida Central, hallaremos muchos de los monumentos más interesantes de esa ciudad.
 

 

El más importante puede ser su catedral (entrada: 3€), uno de los más importantes templos románicos portugueses. El exterior no tiene un tamaño que impresione, a pesar de que su fachada tiene dos torres, son más bien chatitas. Tampoco su ornamentación. Pero el interior es otra historia. La primera vista ya impresiona. Los arcos de la nave central con el techo de madera conforman un conjunto maravilloso. Los dos órganos de tubo (que funcionan) atraerán poderosamente nuestra atención, por su tamaño y su preciosa decoración policromada. Esta primera impresión contrasta con la sencillez del ábside en el que se encuentra el coro. El conjunto es precioso y digno de visitar.
 
 
 
Un poco más adelante nos encontramos con el Palacio Arzobispal, se trata de un edificio estilo fortaleza con precioso tejado almenado. La panorámica desde el jardín de Santa Bárbara es la más bella. Actualmente el edificio cobija la Biblioteca municipal.
 
Si seguimos subiendo desembocaremos en la Plaza de la República, en la que siempre hay buen ambiente. Desde ella contemplaremos la única torre del castillo que queda en pié y la preciosa Iglesia da Lapa.
 
Desde aquí podemos recorrer el Jardín de la Avenida Central y disfrutar con las fachadas de los edificios que la rodean. O bien bajar por la curiosa y comercial Avenida da Liberade .
 
Pero para nosotros, la visita más inolvidable y sorprendente de Braga se encuentra a cinco kilómetros al este del centro, en una preciosa zona boscosa. Estamos hablando del Santuario de Bom Jesús do Monte. Lo más característico de este lugar sin duda es su zigzagueante escalinata, que salva un desnivel de 116 metros, Desde abajo da pereza verlo, pero lo cierto es que la “escalada” no es tan dura como parece y los 17 tramos están jalonados de cientos de estatuas que admirar.
 
 
 
El interior de la iglesia es muy sobrio, sin mucha decoración o elementos que destaquen. A nosotros nos encantaron los techos y la cúpula.
 
 
Las vistas desde la fachada son fantásticas, pero eso no es todo. Junto al santuario encontraremos dos preciosos edificios que albergan dos hoteles y a espaldas del templo, un precioso jardín con lago y curiosas construcciones cubiertas de musgo que incrementan más si cabe el encanto del lugar.
 
 
 
Ah, si no tenemos ganas de subir y bajar escaleras, tenemos la posibilidad de tomar un funicular, el primero que se inauguró en la Península, que salva un desnivel de 300 metros en tres minutos.
 
 
 
AVEIRO
Aveiro se ubica al sur de Oporto, junto a la costa, a menos de una hora de ésta. Dicen que es la Venecia de Portugal… en fin, vemos un puñado de canales que podemos navegar con barquitas y ya lo comparamos con Venecia. Comparaciones aparte, hay que reconocer que Aveiro tiene mucho encanto y personalidad.
 


 

Podemos dejar el coche junto a la Catedral, con curiosa fachada en piedra y torre pintada de blanco. Que además se encuentra ubicada en una fotogénica avenida junto al precioso Museo de Aveiro.


 
Si descendemos por la Rua do Batalhao de Caçadores, nos plantamos en la zona más fotografiada y admirada de la ciudad. El Gran Canal y los estupendos edificios que se encuentran a su izquierda. Es muy recomendable recorrer todas las calles adyacentes a esta zona hasta la iglesia de Vera Cruz.

 
 

 
Espero que os haya gustado o al menos interesado el pequeño recorrido por estas maravillosas ciudades portuguesas que os acabo de presentar. Os invito a añadir y complementar este blog con vuestros siempre bienvenidos comentarios.