Seguro que ya estáis
pensando en el próximo verano verdad?… pues aquí va una
recomendación estupenda para disfrutar unos días de vacaciones con
vuestra mascota. Como turista con perro, viajar a Francia siempre es
un placer y pensando en darnos unos chapuzones, ¡¡¡qué mejor que
la Costa Azul!!! Es posible que si buscas sólo calidad de playas,
no sea la mejor opción y vuelvas un poco desencantado, pero si
queremos combinar ciudades y pueblos espectaculares con naturaleza y
playa, con esta propuesta acertaremos seguro!!.
![](https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhJXx7OvEB2IOJGXDKFDjEkr-as0UoAYa1H8zqud2wKWKWfvowQmSLxRCPnLwyRrcpXL1Y4bncjRIVdSR_BUcSIMSBX4MUsVnWEV39kAzBFMbqkm_XtAH7BDh7CLTEeCyZ-upHGzjSaFJJt/s640/mirador+cassis3.jpg)
La Costa Azul
(también conocida como la Riviera Francesa) pertenece a una región
llamada PACA (este bonito nombre, corresponde a las iniciales de las
tres comarcas que lo forman: Provenza, Alpes y Costa Azul). El área
de costa se extiende entre las ciudades de Marsella y Mónaco y es
justo esa franja de litoral la que recorrimos y desde aquí os
mostraremos lo que, desde un punto de vista totalmente subjetivo, a
nosotros nos parece más interesante.
![](https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhJXx7OvEB2IOJGXDKFDjEkr-as0UoAYa1H8zqud2wKWKWfvowQmSLxRCPnLwyRrcpXL1Y4bncjRIVdSR_BUcSIMSBX4MUsVnWEV39kAzBFMbqkm_XtAH7BDh7CLTEeCyZ-upHGzjSaFJJt/s640/mirador+cassis3.jpg)
Se trata de una zona
de poder adquisitivo potente y de un turismo de nivel medio alto, y
eso hemos de tenerlo en cuenta, tanto a la hora de reservar nuestro
alojamiento, como cuando hagamos nuestra previsión de gastos para el
viaje en comida, peajes y extras. Es cuestión de acoplar nuestro
presupuesto a la oferta de hoteles o apartamentos y restaurantes.
Comenzamos el viaje,
como no podía ser de otro modo, en la capital de la región,
Marsella. Se trata de la segunda urbe más poblada de Francia y el
puerto comercial más importante de todo el Mediterráneo. Estamos
también, ante la ciudad más antigua del país, aunque conserva
pocos vestigios de épocas antiguas.
Desde el punto de
vista turístico, Marsella es una población con multitud de
atractivos, si bien antes de empezar a detenernos en algunos de
ellos, unos consejos: Lo primero no es una ciudad muy recomendable
(como suele pasar con las grandes urbes) para visitar con nuestra
mascota, tendremos que armarnos de paciencia los dos o bien dividir
la visita en dos partes: una con nuestro perro y otra sin él; además
si decidimos acercarnos a Marsella en nuestro coche, tened en cuenta
que va a ser un infierno movernos por ella: calles muy estrechas, de
un solo sentido en las que resulta muy fácil perderse. Aparcar en la
calle es una quimera y hacerlo en un parking subterráneo una ruina
(hablamos de unos 15€ por cuatro horas por ejemplo). Una vez
solucionados estos temas, ya podemos empezar a disfrutar.
Un lugar perfecto
para empezar la visita a la ciudad podría ser el Puerto Viejo, uno
de los lugares más bonitos de Marsella. Se trata de un puerto con
una entrada muy estrecha y flanqueado por dos fuertes que lo
protegen. El paseo que rodea el puerto está plagado de restaurantes…
y de turistas!!!. En la zona más abierta del paseo se ha instalado
una preciosa noria, junto al embarcadero que lleva a los turistas a
las famosas calanques que luego descubriremos.
Si tenemos mucho
tiempo y ganas de andar, por la parte izquierda del paseo, podemos
acercarnos al Palacio de Congresos desde donde disfrutaremos de unas
maravillosas vistas del puerto. Caminando por esta parte
descubriremos a nuestra izquierda algunas agradables plazas en las
que tomar algo sentado en alguna de las terrazas. También en esta
zona encontraremos el edificio de la Opera, construido en el año
1787 en un periodo de gran opulencia, aunque en 1919 sufrió un
incendio que obligó a su reconstrucción parcial, la fachada de
estilo neoclásico es la original.
En la parte derecha
del puerto se esconde el corazón histórico de la ciudad, la zona
que llaman “La Panier”. Es muy agradable perderse por sus calles
estrechas y empinadas, descubrir edificios singulares como la Casa
del Diamante y acabar desembocando junto a la Catedral (o basílica
Santa María la Mayor) en la explanada que une el puerto antiguo con
el moderno comercial. Se trata de una construcción deslumbrante y
majestuosa. Su construcción se inició a mediados del siglo 19, fue
ni más ni menos que Napoleón el que puso la primera piedra. Su
estilo, con un marcado toque bizantino es sumamente original, no
veréis otra catedral similar. Si el interior os resultará
impactante, el interior os parecerá sobrecogedor, por la altura de
su nave central, y por su decoración con mármoles y mosaicos. El
horario de apertura es de 8:30 a 20:00 ininterrumpidamente y es
totalmente GRATUITA.
Volviendo a la zona
del puerto es muy recomendable hacer una parada en el Museo de las
Civilizaciones de Europa y del Mediterráneo, más que por el museo
en sí, por su emplazamiento el fuerte de San Juan. Si caminamos por
las torres de la parte superior, podremos contemplar unas preciosas
vistas de la zona portuaria. La entrada es GRATUITA y se realiza por
un curioso puente metálico.
De regreso al
puerto, podemos tomar la avenida de La Canabiere, justo en dirección
opuesta al mar, y tras diez minutos de paseo, alcanzar primero la
iglesia de Saint-Vicent de Paul de estilo gótico, construida en el
siglo 17 sobre una antigua capilla y en la que destaca su preciosa
fachada, las vidrieras y sus sobrias naves. Quince minutos de paseo
más y alcanzamos otro de los puntos emblemáticos de la ciudad de
Marsella: El Parc Longchamp. En él destaca sobre todo, el monumental
Palacio de Longchamp, un edificio semicircular de aire barroco, con
elegantes columnatas que lo atraviesan y preciosos grupos
escultóricos. En el centro una preciosa fuente de la que surge una
hermosa cascada. El agua está muy presente en este conjunto, no
obstante este palacio se erigió para celebrar el final las obras de
construcción de un canal que suministraría agua potable a Marsella.
El palacio está ocupado hoy en día por dos museos (Bellas Artes,
lado izquierdo; Historia Natural, lado derecho. Ambos abiertos de
martes a domingo de 10 a 18). A espaldas del palacio nos
encontraremos con un agradable jardín con buenas vistas de la
ciudad.
Aunque no esté en
pleno centro turístico, no podemos abandonar Marsella sin subir a la
Basílica Notre Damme de la Garde… y decimos subir, porque se
encuentra en la cima de un pico de 150 metros de altura. Subir en
coche no resulta del todo sencillo, aunque subir a pie poco menos que
asusta, teniendo en cuenta que si hace sol, que es muy probable,
puede ser un auténtico infierno. Una vez alcancemos la cima, hay
aparcamiento suficiente más o menos cerca del templo.
La Basílica, de
estilo románico bizantino, es sin duda la estampa más
característica de la ciudad, con esa piedra verde de Florencia que
es una de sus señas de identidad. El interior, para nuestro gusto lo
mejor, tiene dos partes: La cripta románica excavada en la roca; y
la iglesia bizantina de maravillosa y sorprendente decoración con
mosaicos y techos dorados, que nos dejará un buen rato con la boca
abierta. La basílica permanece abierta de 7 a 19 horas aproximadamente y la visita es GRATUITA.
Después de un
inicio del viaje bullicioso y cosmpolita, nos dirigimos hacia el
sureste siguiendo la costa, rumbo al famoso parque Nacional des
Calanques, buscando más tranquilidad y contacto con la naturaleza
que nuestro perro siempre agradece, y alguna playita donde disfrutar
de un buen baño.
Los Calanques son una especie de rías o fiordos, de paisaje algo rudo pero muy bello, sometidas a un elevado nivel de protección por la gran amenaza de incendios que muchas veces lleva a las autoridades a cerrar los accesos. Por eso, si tenéis planeado visitarlas, es recomendable echar un ojo a alguna página web (p.e.: http://cg13.eway.fr/conditions.php), y comprobar el nivel de riesgo para ese día (naranja - riesgo bajo; rojo – riesgo alto; negro – riesgo severo prohibido el paso) y la posibilidad de acceder al Parque (del 1 de junio al 30 de septiembre). Nuestras mascotas deberán ir siempre atadas y por favor, llevad mucha agua porque tanto ellas como nosotros lo vamos a necesitar. Hace mucho calor!!!.También sería recomendable un buen calzado ya que el terreno es muy pedregoso y no hay forma de llegar por carretera, y por supuesto ropa de baño porque será imposible resistirse a un chapuzón en esas aguas tan cristalinas.
Una ruta muy popular y atractiva para recorrer a pie esta Parque Nacional es la que nos lleva a la Calanque y playa d´en Vau. Desde el aparcamiento de la Calanque de Port Miou, podemos tomar un pedregoso camino que nos llevará en unas dos horas a esta preciosa cala, pasando por otra pequeña cala en la Calanque de Port-Pin. Aunque el recorrido es un pelín duro por las cuestas, el calor y el terreno, no esperéis estar solos en la playa d´en Vau...
Se puede acceder a las Calanques bien por Marsella o bien por Cassis. Nosotros escogimos esta segunda opción por comodidad, por cercanía y porque Cassis es uno de esos pueblecitos pesqueros que tiene algo que lo hace irresistible para el turista. La zona del puerto, con esas casitas de colores en cuyos bajos encontramos restaurantes a cual más apetecible, el castillo dominando el pueblo, y como telón de fondo el Cap Canaille, uno de los acantilados más altos de Europa.
Los Calanques son una especie de rías o fiordos, de paisaje algo rudo pero muy bello, sometidas a un elevado nivel de protección por la gran amenaza de incendios que muchas veces lleva a las autoridades a cerrar los accesos. Por eso, si tenéis planeado visitarlas, es recomendable echar un ojo a alguna página web (p.e.: http://cg13.eway.fr/conditions.php), y comprobar el nivel de riesgo para ese día (naranja - riesgo bajo; rojo – riesgo alto; negro – riesgo severo prohibido el paso) y la posibilidad de acceder al Parque (del 1 de junio al 30 de septiembre). Nuestras mascotas deberán ir siempre atadas y por favor, llevad mucha agua porque tanto ellas como nosotros lo vamos a necesitar. Hace mucho calor!!!.También sería recomendable un buen calzado ya que el terreno es muy pedregoso y no hay forma de llegar por carretera, y por supuesto ropa de baño porque será imposible resistirse a un chapuzón en esas aguas tan cristalinas.
Una ruta muy popular y atractiva para recorrer a pie esta Parque Nacional es la que nos lleva a la Calanque y playa d´en Vau. Desde el aparcamiento de la Calanque de Port Miou, podemos tomar un pedregoso camino que nos llevará en unas dos horas a esta preciosa cala, pasando por otra pequeña cala en la Calanque de Port-Pin. Aunque el recorrido es un pelín duro por las cuestas, el calor y el terreno, no esperéis estar solos en la playa d´en Vau...
Se puede acceder a las Calanques bien por Marsella o bien por Cassis. Nosotros escogimos esta segunda opción por comodidad, por cercanía y porque Cassis es uno de esos pueblecitos pesqueros que tiene algo que lo hace irresistible para el turista. La zona del puerto, con esas casitas de colores en cuyos bajos encontramos restaurantes a cual más apetecible, el castillo dominando el pueblo, y como telón de fondo el Cap Canaille, uno de los acantilados más altos de Europa.
La Plage de la Grande Mer, junto al puerto. Y la playa de Bestouan, que es la que veis en esta foto
Precisamente en el
Port de Cassis, podéis tomar uno de los cientos de barcos que
recorren las Calanques por el mar, para tener otra visión totalmente
distinta de este bello rincón natural. Y lo mejor de todo es que
nuestro perro podrá navegar con nosotros!!! y sin pagar
suplemento!!! Verdad que Francia mola? Kira disfrutó casi más que
nosotros de la brisita marina… Se pueden contratar circuitos para
visitar 3 calanques (45 minutos), 5 (una hora), 8 (una hora y media)
o 9 calanques (1 hora 50 minutos) y las tarifas van desde 16€ a
28€ por persona. Los billetes se compran en el puerto, media hora
antes de partir.
Sin abandonar el
Parque Natural, siguiendo la línea de la costa, nos dirigimos a la
población de la Ciotat. Si bien lo más rápido sería tomar la
carretera D559, cogemos la llamada Route des Cretes que pasa junto al
Cap Canaille y promete muy buenas vistas… a cambio de unas cuantas
curvas eso si. Las vistas desde cualquiera de los miradores que vamos
encontrando, son impresionantes, sobre todo hacia la zona que
acabamos de visitar, Cassis y Les Calanques.
![](https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgi7lfWCPBaDhe4je9oDV9zmJR2HCBNFxBe6MhxzNWQq7TpboYzd-5jhBYzjWCHFZSmP4Oh_xZcBGKVako_CUbONlBQXutN6fIkagZP4n3XhLtqirwqDGA3BxueFnz-rLrnwPjhSaPeGZa5/s640/mirador+cassis.jpg)
Este panorámico trayecto finaliza en La Ciotat, donde encontraremos otra maravilla natural, la playa de Figuerolles en la Calanque del mismo nombre. El agua, el viento y la erosión han tallado un paisaje el roca rojiza que nos dejará pasmados.
![](https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgi7lfWCPBaDhe4je9oDV9zmJR2HCBNFxBe6MhxzNWQq7TpboYzd-5jhBYzjWCHFZSmP4Oh_xZcBGKVako_CUbONlBQXutN6fIkagZP4n3XhLtqirwqDGA3BxueFnz-rLrnwPjhSaPeGZa5/s640/mirador+cassis.jpg)
Este panorámico trayecto finaliza en La Ciotat, donde encontraremos otra maravilla natural, la playa de Figuerolles en la Calanque del mismo nombre. El agua, el viento y la erosión han tallado un paisaje el roca rojiza que nos dejará pasmados.
Ahora ya si, dejamos
atrás Las Calanques y continuamos rumbo Este recorriendo la Costa
Azul francesa. Atravesaremos alguna poblaciones playeras como Saint
Cyr sur Mer, Bandol o Tolón, hasta alcanzar la localidad de Hyeres.
Desde su puerto podemos tomar un barco y realizar una visita muy
recomendable a la isla de Porquerolles. El trayecto dura sólo veinte minutos y el precio del viaje ida y vuelta es de 19,50 euros, aunque podéis contratar interesantes packs que incluyen alquiler de bicicleta y comida.
La isla mide 7 kilómetros y medio de largo por 3 de ancho. En el norte se sitúan las preciosas playas de aguas cristalinas, el sur es más abrupto. Podemos combinar un paseo por el sur y un relajante baño en el norte (aunque habrá que estudiar como compaginarlo ya que el acceso a las playas está prohibido para nuestros perros). Cualquiera de las dos opciones nos resultará igualmente placentera.
Tomamos de nuevo la carretera D98 y, después de una hora de camino, alcanzamos la glamourosa población de Saint-Tropez. Cuando pensamos en Saint-Tropez se nos vienen a la cabeza imágenes de lujo, yates, tiendas caras… y si, eso nos encontraremos en esta pequeña localidad. Pero lo cierto es que la parte antigua tiene mucho encanto, y por supuesto la zona del puerto también merece ser visitada. Además nos dio la impresión de que aquí se cuida mucho a los perros, se les quiere y se les respeta y gusta sacarlos a la calle. Y eso hizo que Saint Tropez nos llegara más al corazón…
Lo cierto es que el pueblecillo se ve en nada, es bastante pequeño y manejable. Perdernos por sus callejuelas, visitar su casco histórico e incluso subir a la ciudadela (abierta de 10 a 18 horas. 2,50€) no nos supondrá más de dos o tres horas. Podemos tomar algo en los “chiringuitos” del puerto, que parecen salones de boda realmente, aunque al ojear las cartas puede que nos asustemos un poco.
Si de nuevo buscamos playa, estamos de enhorabuena. Muy cerquita de Saint Tropez se encuentran las famosas playas de Pampelone donde Bridget Bardot comenzó a poner de moda los bikinis allá por los años 50. En estas playas semivírgenes, frecuentadas por famosos que acuden en busca de sus cálidas aguas y exclusivos chiringuitos, por fin encontramos arena y en todas ellas podemos acceder sin problemas con nuestro perro. Pero a nosotros, más de andar por casa, nos apasionaron las playas de L´escalet, un poco más hacia el sur, donde hay menos aglomeración, es más fácil aparcar incluso sin pagar y el entorno es más idílico si cabe.
Hasta aquí la primera mitad de nuestro viaje por la Costa Azul francesa. En la segunda nos acercaremos a lugares tan emblemáticos como Cannes, Niza o Mónaco. No dejéis de visitarnos y dejarnos vuestros comentarios!!!
La isla mide 7 kilómetros y medio de largo por 3 de ancho. En el norte se sitúan las preciosas playas de aguas cristalinas, el sur es más abrupto. Podemos combinar un paseo por el sur y un relajante baño en el norte (aunque habrá que estudiar como compaginarlo ya que el acceso a las playas está prohibido para nuestros perros). Cualquiera de las dos opciones nos resultará igualmente placentera.
Tomamos de nuevo la carretera D98 y, después de una hora de camino, alcanzamos la glamourosa población de Saint-Tropez. Cuando pensamos en Saint-Tropez se nos vienen a la cabeza imágenes de lujo, yates, tiendas caras… y si, eso nos encontraremos en esta pequeña localidad. Pero lo cierto es que la parte antigua tiene mucho encanto, y por supuesto la zona del puerto también merece ser visitada. Además nos dio la impresión de que aquí se cuida mucho a los perros, se les quiere y se les respeta y gusta sacarlos a la calle. Y eso hizo que Saint Tropez nos llegara más al corazón…
Si de nuevo buscamos playa, estamos de enhorabuena. Muy cerquita de Saint Tropez se encuentran las famosas playas de Pampelone donde Bridget Bardot comenzó a poner de moda los bikinis allá por los años 50. En estas playas semivírgenes, frecuentadas por famosos que acuden en busca de sus cálidas aguas y exclusivos chiringuitos, por fin encontramos arena y en todas ellas podemos acceder sin problemas con nuestro perro. Pero a nosotros, más de andar por casa, nos apasionaron las playas de L´escalet, un poco más hacia el sur, donde hay menos aglomeración, es más fácil aparcar incluso sin pagar y el entorno es más idílico si cabe.
Hasta aquí la primera mitad de nuestro viaje por la Costa Azul francesa. En la segunda nos acercaremos a lugares tan emblemáticos como Cannes, Niza o Mónaco. No dejéis de visitarnos y dejarnos vuestros comentarios!!!